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Hola, me llamo Van Gogh, para los amigos de los Bigoteros soy "orejitas".

Me hace mucha ilusión escribirte esta carta porque me encantan los humanos, aunque no muchos han querido conocer mi historia. Gracias por querer hacerlo tú.

La calle puede ser muy dura: había venenos y trampas por el suelo y humanos que no nos querían, días en los que no podía comer y otros en los que era difícil soportar el frío y la lluvia. Además, me empezó a doler mucho una oreja y no sabía por qué.

Yo fui un gatito abandonado en la calle, como tantos otros. Sobrevivía como podía buscando comida y escondites, y aunque me las apañaba bien, todo se complicó ya por mi edad y mi dolor.

Un día vi a unos humanos acercarse. Me cogieron en brazos y me llevaron a un sitio llamado refugio de la Fundación Bigotes.

Fue increíble. Me dieron muchos mimos, latas ricas de comida, agua, pienso siempre, y hasta me llevaron al veterinario. Allí descubrieron que lo que le pasaba a mi oreja era grave: se trataba de un carcinoma y me tenían que operar.

Me costó recuperarme de mi operación, me pusieron un plástico muy incómodo en el cuello para que no me tocara, pero aprendí a vivir sin una oreja y sin dolor, pero estoy muy contento porque sé que en la calle no me habría podido salvar.

La mala suerte volvió a mi vida hace 1 mes. Estos chicos de Fundación Bigotes, que están constantemente cuidándonos, vieron un bulto en mi garganta. Después de varias pruebas y consultas en distintos especialistas, me han dicho que me tienen que dar quimioterapia, para retrasar los efectos de una metástasis.

Yo sigo aquí, en el refugio. Nadie me quiere adoptar porque solo tengo una oreja, soy mayor y los gatos enfermos no gustan. Pero no pasa nada, porque estoy feliz: aquí siempre me cuidan, me dan mimos y me dejan jugar con otros gatos como yo.

Quería contarte mi historia, porque este va a ser mi hogar durante el tiempo que pueda disfrutar, y también el de otros peludos que han sido rescatados y continúan aquí. Y quería agradecerte la ayuda que mes a mes nos llega por tu parte y por parte de otras personas tan especiales como tú, para que la Fundación Bigotes pueda seguir cuidándonos.


Grrrrrrrrrracias...