IN MEMORIAM... Sí, lamentablemente, hemos tenido que despedirnos de otro de nuestros queridos bichitos.
Llevo unos días buscando las fuerzas para escribir sobre una gran pérdida, a lo tonto, han pasado varias semanas, pero es que mi Pulgui era mucha Pulgui, y tener qeu despedirnos de ella ha sido muy duro. Esta foto tan graciosa que me recuerda facebook ha hecho que me tome el tiempo necesario para hacerle un pequeño panegírico que me sirva de despedida.
A Pulguita me la cruce una mañana cuando iba a trabajar al kiosco de prensa. En un tramo de carretera concreto, se cruzo tres veces de lado a lado antes de que yo llegara a su sitio... ya por entonces teníamos cinco perros (Poty, Pelocho, Tina, Bruno y Tommy) y estaba intentando aprender a mirar a otro lado para no sobrecargar la casa, pero cuando un perro es chiquinino, mis defensas caen rápidamente. Paré el coche y cuando llegué a ella, la perrita se puso panza arriba moviendo el rabito. Total, que la cogí, me di la vuelta y la llevé a casa. Como era tan poquita cosa y estaba comidita de pulgas, la llamamos Pulgui.
De eso hace en torno a 17 años. Toda una vida.
Pulgui se hizo la reina de la casa, era chiquitita pero sabía hacerse valer ante los trastos que eran Tomy, Bruno y Tina sobre todo. Le encantaba dormir en nuestro regazo mientras veíamos la tele, buscar y perseguir bichejos en el campo - era una consumada caza ratones -, y comer yogur. Era una compañía estupenda. No le hacía mucha gracia que le cortaran las uñas porque odiaba que le sujetaran las patas delanteras y se revolvía como un caimán.
Como era pequeñita, tenía la habilidad de pasarse de un lado a otro de los diferentes apartijos que hacíamos en la casa o en la parcela, de modo que siempre fue un alma libre dentro del hogar. Ya digo: Una Reina. Gema le puso fuera una atalaya, un refugio al que podía subir por una cuestecita y en la que a ella le gustaba subirse para controlar todo a su alrededor, y en el que a veces se quedaba estroncá.
Pulgui venía sufriendo achaques desde hace algún tiempo, ya la tuvimos que operar cuando se rompió una pata no sabemos cómo, pero en los últimos años tenía problemillas renales y un soplo en el corazón. Y al final, ha sido un tumor el que nos llevó a tomar la decisión definitiva, al irla consumiendo poco a poco hasta que ya había dejado de comer del todo.
La vamos a echar muchísimo de menos. Muchísimo. Pero ya era hora de descansar.
Gracias por todo, Pulguita, te querremos siempre.
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