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¡Hola, teamers!

Aunque seguro que conocéis la historia de Calambur por nuestras redes sociales, os queríamos contar en detalle la historia de este superviviente nato.

Su vida empezó de manera complicada. A la hora de nacer, su mamá tiró de una de sus patitas traseras. Por desgracia, con ese movimiento se le desprendió el tarso de una pata y dos dedos de la otra. Con poco más de dos meses y medio, comenzó a andar lo mejor posible gracias a un vendaje que le permitía apoyarse de manera cómoda y así caminar con sus cuatro patitas. Sin embargo, a sus tres meses sufrió una grave infección que lo tuvo entre la vida y la muerte… Cuando parecía que remontaba, la infección volvió. Entre tanto antibiótico y su falta de apetito, nuestro pequeño se quedó en los huesos. Además, cuando empezó a mejorar de nuevo, enfermó por parvovirus. ¡Ni eso pudo con él!

Aunque Calambur ha pasado sus primeros meses luchando, en tratamiento veterinario y con sesiones de fisioterapia, ahora vive feliz con una maravillosa familia. ♥ Es un perro con luz que enamora por su mirada de agradecimiento a la vida y ¡se merece lo mejor!

Esta historia ha tenido un final realmente feliz gracias a quienes nos habéis ayudado a hacer frente a todos sus gastos veterinarios. Gracias a ese euro mensual, hemos podido hacer frente a las facturas y centrarnos exclusivamente en el bienestar de este pequeño. No sabéis lo agradecida que estamos por vuestra enorme contribución. ¡Millones de gracias!