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Como muchos sabéis, el 26 de diciembre me subí a una autocaravana con mi perro Nikon y me perdí donde la carretera me fue llevando hasta ayer día 5 de enero. Se trataba de alejarse de todo para hacer balance de 2019 y planificar 2020.

De 2019 he de decir que ha sido un año increíble por muchísimas cosas. De gigantesco crecimiento en todos los aspectos. El año del despertar para muchos. El año de la declaración de "Sumario Concluido" del Caso Kote Cabezudo. Casi 7 años, 29 Tomos, horas y horas de testimonios grabados en vídeo, 21 mujeres cogidas de mi mano en la batalla judicial, otras tantas que me confiaron su calvario incapaces de asumir volver a ser violadas por la Justicia, y muchísimo sacrificio personal y profesional por el camino... Queda rematar la faena sin dejar de pisar el acelerador ni apretar los dientes un solo instante.
2019 el año en el que decididamente un grupo mágico de personas dieron un paso al frente para demostrarme más allá de lo imaginable, que mi lucha era la suya, y que conmigo irían a cualquier guerra. Somos todos muy distintos en pensamientos e ideologías, pero la batalla de la Justicia Poética nos ha unido y nos ha proporcionado una característica común: nos hace intensamente felices haber escogido la pastilla roja y salido de la Matrix. Y vamos a ser muchos más...

2020 habrá de ser el año de los Poetas de la Justicia, de quienes están dispuestos a cuestionárselo todo, de aquellos definitivamente hartos de tragar, de los dispuestos a revelarse frente a la tiranía de la televisión que les dice como pensar, como indignarse y hasta como sentir sin permitirles tomar conciencia de su verdadera esclavitud, de los capaces de ver más allá de la ideología con la que han troceado nuestro poder hasta convertirnos en marionetas de un dogma que básicamente consiste en odiar al otro, el arma perfecta con la que someterte a ti y al otro.

Y por encima de todo es el tiempo de quienes decididamente estén dispuestos a gritar que ya no van a seguir mirando hacia otro lado. Y el germen de esa felicidad que nos embriaga a todos aquellos que damos ese paso encierra un inmenso poder que subestiman los corruptos y los malvados, quienes jamás los conocerán, ni este poder ni aquella felicidad, y que caerán a manos de la poesía que ya se abre paso inexorable.

Yo siempre digo que el año de verdad comienza el 7 de enero, tras el día de Reyes, el día de ponerse manos a la obra con los propósitos proyectados.

Somos muchos Poetas de la Justicia. Cada vez vamos a ser más. ¡Y hemos venido para quedarnos!